
Fanta, se llamaba Fanta, podía haberse llamado Mirinda, pero no.
Se llamaba Fanta en honor al hijo de una actriz que murió atravesado por una verja. Justo en ese año.
La pensión no estaba mal, por 18.000 ptas compartía habitación con un chico de extremadura, camarero y buen tipo. Compartían la radio despertador y el chufi-chufi de aire caliente. Era un piso muy frío, dentro del cual habían hecho con pladur un pasillo e infinidad de habitaciones.
Fanta entraba con dificultad, la llave no iba bien, y andaba a oscuras por el pasillo, guiado por los hilitos de luz que salían por debajo de las puertas, también las voces que oía dentro de los cuartos le servían de referencia, el pasillo hacía una L, y al final se encontraba el baño. El baño era negro, quizás algún día fué blanco, pero estaba recubierto de una especie de musgo y asquerosidad negra que tapaba todo.

Un marroquí se ahorcó en uno de los cuartos. Fanta trataba de dormir o escuchar música, tenía prohibido pensar.No podía darle al coco, tenía que mantenerse frío y distante.Sólo estaba allí dentro lo indispensable.Trataba de llegar cansado y con sueño.Muchos días escuchaba en habitaciones continuas los polvos que echaban mujeres algo exageradas.

ETA anuncia alto el fuego permanente que crea esperanza y cautela
ETA anunció hoy un 'alto el fuego permanente' que, tras meses de rumores y a la espera de mayores concreciones, fue recibido con una mezcla de esperanza, prudencia y cierto escepticismo en todos los ámbitos de la sociedad española y saludado en la escena internacional.

El debate ha empezado. Vas a comprarte una tele y te das cuenta de lo desfasado que estas, que si HD ready, que si HDGI, que si TFT, pero que cojones es esto?
Y qué tele me compro?
Después de haber leido inifinidad de opiniones en internet ya estoy más perdido que Tarzán en un geranio...

por Laura Flores, de InfoJobs.net
Cuando el trabajo se convierte en el centro de tu vida, desaparecen tus relaciones sociales y pierdes interés por temas que no sean los laborales. Presta atención. Puede que hayas caído en una, cada vez más común, adicción al trabajo.
Actualmente el mercado laboral exige dedicación, en ocasiones desmesurada. Vivimos en una sociedad que valora excesivamente a las personas por su estatus profesional y en la que los empresarios, a veces, califican a los trabajadores en función del tiempo que dedican a la empresa. Son posturas que pueden menospreciar la vida privada de los empleados, más allá de las paredes de la empresa. Algo que para unos significará un argumento en contra del trabajo para otros puede suponer todo lo contrario: caer en la adicción. Pero, la sociedad y las empresas son sólo una de las caras de este complejo problema. Frecuentemente las causas de este tipo de adicción son más bien personales.
El trabajo como terapia
Algunas personas utilizan el trabajo como vía de escape para sus problemas personales. Estas son algunas de las causas que los expertos argumentan para justificar la adicción:
La necesidad de sentirse útil.
La gratificación que aporta el sentirse valorado por jefes y compañeros.
El escape a una situación conflictiva familiar o personal.
La voluntad de eludir responsabilidades familiares: los hijos, economía familiar, el hogar.
La huida de situaciones sociales que resultan desagradables con la excusa del trabajo.
La intención de acabar con una sensación de fracaso e inseguridad en uno mismo al sentirse valorados en el trabajo y por los compañeros.No hay que confundir a las personas trabajadoras y responsables o a las que trabajan más de 8 horas al día por necesidad económica o profesional de manera temporal con las que realmente sufren una adicción al trabajo. Trabajar muchas horas no es sinónimo de adicción.La adicción al trabajo "supone un alejamiento del mundo real". Las personas que la sufren se vuelcan en unas tareas y responsabilidades que les superan y se entregan a ellas con toda su energía. Ese exceso va acompañado de un sentimiento de subestimación que intentan aliviar con una perpetua búsqueda de la autoafirmación y el reconocimiento social. Se convierten en una máquina productiva que renuncia a su vida privada por el trabajo.Los síntomas suelen ir asociados a la transformación del trabajo en factor vital para las personas, olvidando así su vida personal y social. El trabajo se convierte en el eje sobre el que gira toda la existencia.
Este es el perfil de un adicto al trabajo:
En el trabajo:
- No discrimina la agenda personal de la laboral- Valora a las personas en función de su profesión y las presenta como tal, incluso fuera del círculo laboral.
- No se despega del móvil del trabajo.
- Trabaja festivos, fines de semana, vacaciones y se lleva trabajo a casa.
- Su círculo de amistades, actividades personales, hobbies y deportes, se cierra sobre compañeros de trabajo o a contactos que aporten algún "beneficio" profesional.
- Es individualista, no le gusta trabajar en equipo.
Fuera del trabajo:
- Sufre problemas familiares
- Traslada los problemas laborales a casa
- Piensa las 24 horas en el trabajo lo que provoca trastornos del sueño, cansancio crónico, estrés.
- No le gusta mantener conversaciones que no sean sobre el trabajo.
- Se siente deprimidos cuando no están en el trabajo (durante las vacaciones, fines de semana, etc.)
- Tiene miedo al tiempo libre ya que les parece una pérdida de tiempo y no saben con qué ocuparlo.
- Se salta comidas, cenas argumentando motivos laborales, que en ocasiones no son urgentes ni importantes.
- No sabe decir ?no? a toda tarea relacionada con el trabajo.
- Se medica para acrecentar su rendimiento laboral.
Las consecuencias son graves, a medio plazo pueden aparecer enfermedades cardiovasculares, gástricas, osteomusculares, hipertensión, ataques de pánico, fobia social, ansiedad o estrés. A largo plazo los efectos pueden ser irreversibles, los expertos anotan que en Japón el 10 por ciento de las muertes masculinas están vinculadas al exceso de trabajo o karoshi. Reflexión, hacia una soluciónAunque no es una enfermedad generalizada, cada vez se da más frecuentemente. Se trata de una adicción silenciosa que lejos de verse como un problema se ve como un valor. El primer paso para solucionarla es reflexionar y darse cuenta de ella. Los expertos aconsejan hacerse preguntas como estas:
¿Estoy contento con mi vida en general?
¿Me satisface mi puesto de trabajo? ¿Quiero dedicarme a lo que me dedico o realmente mi sueño es otro?
¿Mi familia me reclama tiempo?
¿Tengo amigos?, ¿salgo con ellos?
¿Doy prioridad a mis necesidades o a las de la empresa?
¿Puedo trabajar menos horas?, ¿por qué no lo hago?
¿Las personas que me valoran, lo harán igual si trabajo menos, o gano menos dinero, o no soy directivo?, ¿yo me valoraré igual si lo hago? Una vez detectada la adicción hay que ponerse manos a la obra e intentar sustituir horas de trabajo por aficiones que resulten gratificantes. Iniciar actividades interesantes y nuevas amistades o recuperar las antiguas será de gran ayuda. Traslada tus metas laborales a proyectos personales.La empresa ante la adicciónAlgunas empresas pueden considerar positivo tener a un adicto al trabajo entre su plantilla ya que son trabajadores altamente productivos y que no presentan problemas laborales. Sin embargo, estudios recientes sobre Recursos Humanos han demostrado que no es una buena política tener en plantilla a personas adictas al trabajo, ya que a pesar de su productividad en un primer momento, a largo plazo son perjudiciales en la estructura de funciones y crean más perdidas que beneficios. Ahora en EEUU son las mismas empresas las que dan cursos, seminarios o ayuda psicológica a sus empleados como mejora de sus funciones.

La lucha entre el Ser y el Hacer es continua.
Piense en una balanza y sopese la influencia que cada uno tiene en su vida.
5000 dólares más no compran la felicidad.Se crea metas irreales, siente que va a ser feliz y luego descubre que no lo es. El dinero no produce la felicidad. Podría ser una herramienta, pero si ella no permite que la otra parte lo disfrute ¡No tiene sentido!
(Del libro "La adicción al trabajo" de Bárbara Killinger).